lunes, 12 de mayo de 2014

Preparándonos para celebrar: La feria

Mis festivos lectores, ya pasó la temporada de fiestas, pero seguimos en el Maratón Guadalupe Reyes. Es por ello que decidí regresar a las viejas tradiciones jaliscienses aprovechando mi visita a la tierra de Guadalajara. En esta semana recomendaré una obra puesta en una cantidad enorme de voces, tiene tantos narradores y protagonistas como uno se pueda imaginar. Estoy hablando de Juan José Arreola. Nació en Ciudad Guzmán en 1918, y buscó el cosmopolitismo de la ciudad, la más cercana era Guadalajara.
En Guadalajara hay una infinidad de cosas referentes a Juan José Arreola. La Biblioteca Pública del Estado de Jalisco tiene el nombre de este laureado escritor, quien no necesita mayor escusa que la literatura misma para entrar a algún evento. Reconocido por su excentricidad, este personaje que usaba levita, sombrero de copa y bastón en mero siglo XX, y como le gustaba economizar: viajaba en bicicleta. Y a la pregunta que pueden realizar, vestía como describí anteriormente en su práctico vehículo.
Vayamos ahora a sus libros. Arreola tiene una excelente obra llamada La feria, que es, como su título lo dice, los preparativos de un pueblo para celebrar su más importante fiesta. Lo más llamativo de la novela es su fragmentariedad, es decir: la obra consta de narraciones que van desde diez renglones a dos hojas, pero cada uno contiene una perspectiva de personajes, originalmente sin nombre pero que vamos conociendo por sus actitudes y diálogos. Un dato sumamente interesante es que cada separación es mostrada por un pequeño grabado en blanco y negro que en 1963 —año de publicación de la novela— fue más difícil de lo que parece crear los tipos móviles para cada dibujo.
Los personajes tienen actitudes jocosas para un lector ávido y conocedor de las tradiciones mexicanas, pero eso no evita las carcajadas cuando se hacen las confesiones con el padre, o el doctor visite a uno de sus enfermos haciendo un inventario de lo que se quedará al momento de que su paciente muera. Todo culmina como nos gustaría que pasara, y donde se afecta más a los personajes de la historia. A nivel de fábula, termina justamente con el momento más importante de la feria, el famoso castillo de fuegos artificiales.
Leer esta obra es un lujo para todos, pues es una narración bastante buena que terminará agradándoles bastante. Su fragmentariedad es uno de los principales gustos de todos los lectores y que, para el año en que fue escrita, era un recurso muy novedoso que más tarde fue un canon entre todos y dio pie a la famosa teoría de la polifonía.

Mis festivos lectores, me despido de ustedes deseándoles lo mejor para el nuevo año donde tendremos nuevas lecturas y nuevos logros.


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